Todos sabemos que cuando se anunció que seríamos afectados por esta pandemia, comenzó a ponerse a prueba la capacidad, la visión y la forma de gestión de quienes estaban al frente de equipos, especialmente porque se creó un escenario totalmente fuera de su control, nunca antes visto y para el cual nunca se estuvo preparado.
La portada de esta edición de la revista la protagoniza Jhon Maxwell, considerado el experto principal del liderazgo en esta era. De sus importantes aportes, quiero resaltar que en su libro “Las 21 cualidades indispensables de un líder”, él se refiera a una que considero fue determinante para poder sobrevivir a esta crisis y se trata del COMPROMISO.
Para que se entienda mejor, comparto una de sus citas “El nivel de compromiso puede verse en su atención a los finos detalles, así como en su visión de conjunto. El verdadero compromiso inspira y atrae a la gente. Ellos creerán en ti, solo si tú crees en tu causa”.
Desde este primer punto, quiero señalar algunas lecciones aprendidas de este proceso y que podrían servir para que tomemos en cuenta:
– Un líder es primero un ser humano. A veces se nos olvida que detrás de títulos, profesiones y cargos, siempre hay un ser humano que tiene sueños, esperanzas y también miedos, sus propios problemas y temas que enfrentar.
Esto quedó aún más evidenciado ahora, ya que ni los propios líderes tenían el control, no sabían que hacer y al igual que toda la población estaban en el mismo nivel de vulnerabilidad junto a sus familias. Sin embargo, tenían en sus hombros toda la presión y la expectativa de sus equipos, sobre la posibilidad de encontrar solución y eran vistos solo en el rol de sus cargos, pocas veces se entendió que ellos también estaban expuestos.
Es una buena oportunidad para generar empatía con los equipos recordando que detrás de su traje de liderazgo, hay seres humanos igual que los demás, más allá de lo que se espera de su rol y que también tiene derecho a ser vulnerables y hasta equivocarse.
-La gestión efectiva de las emociones sigue siendo una cualidad esencial para liderar en la postpandemia. Nuestro mundo se mueve por las emociones, pensamos, actuamos y reaccionamos en base a ellas, además, es una habilidad blanda clave en el ámbito profesional y laboral de hoy.
Cabe destacar que nos encontramos frente a un contexto de constantes y acelerados cambios, donde la inteligencia emocional es determinante para comprender la situación que se enfrentan, poder tomar decisiones, así como conectar con la gente y mantener la inspiración necesaria para guiar equipos hacia el logro de objetivos concretos.
-Para tener buenos equipos debemos primero conocer a los seres humanos y luego trabajar con los colaboradores. Para poder entender al colaborador, primero hay que conocer al ser humano, entender quién es, qué quiere, su visión y aspiraciones de vida, sus talentos, capacidades, así como sus principales retos.
Todo esto es importante ya que es la base para su integración en el equipo y para tener claro cómo puede aportar desde sus capacidades y talentos. A esto sumemos la posibilidad de mantener la escucha activa y permitir a la gente que nos diga donde se visualiza o donde entiende que podría generar mejores resultados, a veces esto puede ayudarnos a tomar mejores decisiones respecto a ellos y lograr un impacto positivo para el equipo.
Es imposible hacer que alguien vuele, si su visión y propósito están enfocados en caminar, ahí entra el líder coach, que busca impulsar a la gente a crecer mientras colabora con sus labores y con el logro de los objetivos.
Definitivamente, estos son solo tres de los muchos aspectos que esta pandemia ha revelado sobre los posibles temas que son importantes para fortalecer nuestro liderazgo, sin importar el ámbito en el que nos desenvolvemos.
Debemos siempre recordar ante todo que nosotros somos seres humanos y que nuestro equipo está conformado por seres humanos.